Hay estilos que nacen para el escenario y otros que surgen del corazón de la calle. El Dancehall, surgido en los barrios populares de Kingston (Jamaica), es una expresión viva de cultura, historia y cuerpo. Se baila en sound systems, en estudios, en fiestas, en competiciones, pero su esencia siempre ha estado ligada a la comunidad: al barrio, al mensaje, al momento.
Hoy, el Dancehall ha cruzado océanos. Su música suena en clubes de todo el mundo y sus pasos aparecen en redes sociales. Pero pocos saben explicarlo, enseñarlo o sostenerlo con el respeto que merece. En España, una figura ha sido fundamental para que este estilo se entienda más allá del espectáculo: Aida Prima Cali.
Antes de que las redes sociales globalizaran su imagen, el dancehall ya era una forma de comunicación visual. Cada paso representa una idea, una vivencia o una emoción concreta. Muchos tienen nombres, historias detrás, creadores identificables. El baile no es solo una reacción musical, sino un relato coreografiado: protesta, goce, duelo, poder, sensualidad, humor. Es una narrativa física que habla de lo que se vive
En la práctica, el dancehall tiene sus propios códigos técnicos: rebotes, ondulaciones, aislamientos, desplazamientos rítmicos, trabajo de suelo y de centro. Y, como en toda danza con raíz cultural, aprenderlo requiere más que copiar movimientos: exige estudiar el porqué, el contexto, el ritmo y el alma.
 
											Bailarina, formadora, investigadora y pionera del dancehall en España, Aida Prima Cali ha dedicado los últimos 18 años a construir una comunidad sólida y consciente en torno a esta disciplina. Es fundadora de Attitude Skool, escuela especializada en dancehall, con base en Barcelona y presencia en varias ciudades, y cofundadora del colectivo Attitude Dancehall Crew, uno de los primeros en llevar esta cultura al plano profesional en el país.
Además de enseñar técnica, Aida ha trabajado intensamente por acercar el dancehall a su raíz. Ha estudiado en Jamaica, colaborado con artistas y bailarines de la isla, organizado intercambios culturales y promovido la llegada de creadores jamaicanos a España para impartir talleres.
Ha sido coreógrafa en espectáculos, jurado en competiciones nacionales e internacionales, y formadora de toda una generación de bailarines. Y todo esto, sin perder el centro: el respeto por el origen, el compromiso con el cuerpo y el poder del mensaje.
 
											Incluso, si tienes la oportunidad, intenta recibir clases de profesores de Jamaica, sin miedo, ya que es la forma de experimentar lo auténtico. Quizás te hayas interesado por el Dancehall al ver vídeos de coreografías de personas en Europa y te guste ese estilo más comercial. ¡Es totalmente normal! Muchas personas lo descubren de esa manera. Pero lo importante es que, poco a poco, empieces a acercarte a la cultura con respeto y humildad, reconociendo que estamos aprendiendo algo que no nos pertenece y evitando caer en la apropiación cultural. Y una vez dentro, descubrirás todo lo positivo que aporta: que hay una gran variedad de estilos dentro del Dancehall, que tiene mucha historia, muchas peculiaridades, y que está en constante evolución. Por tanto, nunca se deja de aprender.
Pese a que todos son estilos urbanos afrodescendientes y muchas veces han sido fusionados —o en muchas ocasiones, en coreos de reguetón o de hip hop se utilizan pasos de Dancehall—, hay algo que los diferencia mucho, y es la cultura.
Empiezo explicando que dentro del Dancehall hay muchas formas de bailarlo:
Primero, tenemos el baile social. El baile en Jamaica no tiene sentido sin las fiestas. Los dancers crean sus pasos y los hacen populares bailándolos en medio del party. Los artistas hacen canciones sobre esos pasos. Son pasos sencillos que puede hacer todo el mundo y que suelen tener un significado relacionado con algo cotidiano. Todo el mundo, desde niños hasta abuelos, baila estas danzas sociales.
Luego están las Dancehall Queens y las Cheerleaders, ya que hay una parte del Dancehall que es exclusivamente para las mujeres. El movimiento más importante es el wine: saber utilizar las caderas, mover el culo, hacer acrobacias locas, llamar la atención no solo con el baile, sino también con el fashion… En definitiva, ser la reina de la pista.
También está el baile en pareja o daggering, muy polémico, ya que es como una sobreactuación del sexo, llegando a realizar muchas locuras que, en la fiesta, los dancers profesionales hacen para entretener al resto de los asistentes.
Y, por otro lado, el Dancehall de los últimos años ha ido cambiando. La globalización, las redes sociales, el hecho de que en otros países se haya puesto de moda hacer coreos en escuelas de baile… todo eso ha generado que cada vez existan más crews y creadores de Jamaica que crean pasos enfocados a hacer coreografías. Estos pasos son más rápidos y ya no se ven tanto en las fiestas. Diría que este new skool tiene menos diferencias con lo que aquí hacemos en clases de otras danzas urbanas.
Si te centras en la parte del female dancehall, es imprescindible dominar el wine. Una vez sepas hacer wine, verás que la mayoría de los pasos te piden hacer wine.
También, para mí, es importante reconocer instrucciones que se mencionan en las canciones, como puede ser jiggle, shake, back it up, bend ova… Y si quieres impulsar tu lado más queen, empezaría a practicar el headtop y el split, que son muy representativos.
Si te enfocas en la parte mixta o masculina, creo que es imprescindible conocer los pasos de Bogle, que es como Jesucristo para los dancers en Jamaica. Y también aprender los pasos sociales que más populares se han hecho con el paso de los años.
e diría que depende, pues hay personas que ves en vídeos haciendo coreografías y reproduciendo los pasos súper bien, con una técnica, energía y limpieza increíbles. Muchas de estas personas desconocen la historia y la cultura, o saben lo mínimo. Lo bailan sacado de contexto, pero estéticamente bien.
En cambio, hay personas que son auténticas enciclopedias del Dancehall. Conocen no solo todos los pasos, las canciones de instrucciones y los creadores, sino que saben sobre la historia de Jamaica, sobre gastronomía, son melómanos, conocen cientos de artistas, hacen esfuerzos por entender el patwa, para poder interpretar también las canciones y enterarse de todo lo que va pasando en la isla, como si de una serie de Netflix se tratara. Y quizás, a la hora de bailar, no son técnicamente los mejores. De hecho, muchas veces son criticados por otros bailarines de danzas urbanas por no “bailar muy bien”.
Para mí, desde luego que es importante. Debería ser obligatorio. Pero hoy en día hay muchos cuya motivación es tener vídeos chulos en Instagram, y cada vez cuesta más encontrar personas que quieran realmente aprender ambas cosas: cultura y baile.
Escucha Dancehall de Jamaica. Sé que hay fusiones y artistas de España que también hacen canciones parecidas, pero yo animaría a que conozcas artistas de Jamaica, que te pongas listas de reproducción de instructional songs, listas de clásicos y listas de novedades.
Y de esta manera descubras a Vybz Kartel, Spice, Aidonia, Mavado, Shenseea, Popcaan, RDX, Beenie Man, Elephant Man, Mr. Vegas, Lady Saw, Konshens y muchísimos más.
Yo aconsejaría que, antes de apuntarte a clases de Dancehall, investigues un poco al profesor: ¿tiene vídeos formándose con profesores de Jamaica? ¿Habla sobre los creadores? ¿Ha aprendido los pasos que enseña directamente de los jamaicanos y les da crédito?
¿Anima a sus alumnos a aprender directamente de la fuente y les invita a asistir a clases con jamaicanos?
Otra cosa que para mí es clave es la música que se utiliza en las clases. Si ves anuncios de clases de Dancehall pero la música que usan es reguetón u otro género que no es de Jamaica, es un indicativo de que, posiblemente, en esas clases se enseñan pasos sin contexto o solo con un enfoque coreográfico.
Y por último, te diría que, aunque seas principiante, si ves que alguna escuela está organizando un workshop con un profe de Jamaica, te animes a participar. No hay nada como aprender directamente de la fuente, y no pasa nada si crees que no tienes el nivel. Lo importante en esas clases es vivir la experiencia y dar support a los creadores y a los promotores que se esfuerzan por traer profesores de Jamaica.
Hoy en día hay bastantes eventos al año y profes de tour por Europa. Cuando yo empecé, era súper difícil: viajábamos a otras ciudades o países para poder formarnos. Pero ahora, quien no se forma… es porque no quiere.
 
											El dancehall no se baila solo con los pies. Se baila con historia, con conciencia, con respeto. Es una disciplina que, como pocas, exige cuerpo y mente abiertos. No es solo coreografía: es memoria en movimiento.
Gracias a referentes como Aida Prima Cali, el dancehall en España no solo ha crecido: ha florecido con raíz. Y lo mejor de todo es que sigue en movimiento, como ella. Porque cuando el baile se convierte en puente cultural, ya no hay vuelta atrás.
Y tú, ¿bailas por fuera… o también por dentro?
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